La soberbia
Nada se asemeja a la embriagante sensación de saber que mientes, y tu mentira cual dulce veneno es saboreada por todos quienes la oyen, porque son tontos- piensas
La verdad es un principio tan falso -te repites- que habría que tener un ignorante sentido de la realidad para creer que existe, es como el hada de los dientes, como las sirenas, como la paz universal, como dios mismo.
Empujas esas palabras dentro de tu mente, te obligas a crees en ellas y a reír de lo demás. Sientes tu arrogancia al máximo, sabiendo que eres el mejor en todo y que no hay nada en que no superes a todos.
Saboreas tu perfección…
Te refrescas con tu tus éxitos, habidos y por haber…
Y sabes que a cada paso que das traes contigo el poder para doblegar cualquier obstáculo a tus pies, como sirvientes de tu perfección, de tu poder, de tu arrogancia.
Aaaaaaa, la arrogancia¡¡¡
Tu no eres arrogante, solo un triste fracasado se pavonea de sus éxitos, pero tu no. Sin duda alguna tu eres la perfección en persona, tu eres el marionetista y las personas tus titeres.
Tu no eres arrogante eres la arrogancia en si…
JAJAJA, que hermoso es ser tu¡¡¡
Y por ende que patética es la creación en comparación.
Y con esta idea avanzas lentamente hacia el estrado, con una leve sonrisa en tu rostro, y miras a todas esas patéticas personas que quieren verte en prisión.
Te ubicas en lo alto del estrado y miras al guardia que sostiene la Biblia frente a ti con mirada de superioridad.
Y ves la Biblia, y ves al guardia, y sientes lastima por ambos, por lo que son y por lo que representan.
-¿Jura decir la verdad, solo la verdad y nada mas que la verdad?…
Frente a esas vacías palabras solo puedes contener tu arrogancia y las ganas de reír, mientras tus labios se despegan y de ellos salen la frase que consuma tu poder sobre el mundo entero…
-Lo juro
La verdad es un principio tan falso -te repites- que habría que tener un ignorante sentido de la realidad para creer que existe, es como el hada de los dientes, como las sirenas, como la paz universal, como dios mismo.
Empujas esas palabras dentro de tu mente, te obligas a crees en ellas y a reír de lo demás. Sientes tu arrogancia al máximo, sabiendo que eres el mejor en todo y que no hay nada en que no superes a todos.
Saboreas tu perfección…
Te refrescas con tu tus éxitos, habidos y por haber…
Y sabes que a cada paso que das traes contigo el poder para doblegar cualquier obstáculo a tus pies, como sirvientes de tu perfección, de tu poder, de tu arrogancia.
Aaaaaaa, la arrogancia¡¡¡
Tu no eres arrogante, solo un triste fracasado se pavonea de sus éxitos, pero tu no. Sin duda alguna tu eres la perfección en persona, tu eres el marionetista y las personas tus titeres.
Tu no eres arrogante eres la arrogancia en si…
JAJAJA, que hermoso es ser tu¡¡¡
Y por ende que patética es la creación en comparación.
Y con esta idea avanzas lentamente hacia el estrado, con una leve sonrisa en tu rostro, y miras a todas esas patéticas personas que quieren verte en prisión.
Te ubicas en lo alto del estrado y miras al guardia que sostiene la Biblia frente a ti con mirada de superioridad.
Y ves la Biblia, y ves al guardia, y sientes lastima por ambos, por lo que son y por lo que representan.
-¿Jura decir la verdad, solo la verdad y nada mas que la verdad?…
Frente a esas vacías palabras solo puedes contener tu arrogancia y las ganas de reír, mientras tus labios se despegan y de ellos salen la frase que consuma tu poder sobre el mundo entero…
-Lo juro
Sé arrogante y serás feliz!
ResponderEliminar