El aburrimiento del viudo

Los días pasaron deprisa desde la muerte de su esposa, y el seguía mirando el techo con una esa inexpresiva mirada que parecía ver mas allá de lo real, de lo normal y de lo permitido. Solo sonreía cuando el silencio de su habitación era roto por el murmullo del viento y el pensaba para sus adentros:

Estoy aburrido.

Tal ves alguien había dicho que la perdida de su esposa le había afectado demasiado, pero eso era solo una explicación autocomplaciente para su extraño cambio de actitud. La verdad es que el ya no pensaba en ello, apenas si recordaba las circunstancias de la muerte y de lo demás nada.

Con un negocio prospero, una buena casa en una barrio privilegiado, un par de autos casi nuevos, y no mas de 25 años se pasaba el día en su enorme y coagulado lecho matrimonial. Ahí residía su verdadero problema, en la falta de un objetivo para el resto de su vida, en la ausencia de una distracción, así que su único anhelo era buscarse algo para ya no estar tan aburrido.

Sobre la mesita de noche yaciá polvorienta una foto de su boda, tomada apenas unos meses atrás y a su lado un revolver sin municion que relucía vagamente con la luz del atardecer. Lo había comprado días atrás en una tienda de armas que había de camino al cementerio, claro que aun no sabia que uso le daría, pero eso era lo de menos, siempre le habían gustado las armas.

A medida que los últimos rayos del día se agotaban en el horizonte su corazón palpitaba cada vez mas rápido y sin motivo aparente estuvo de mejor humor, así que para contener ese sentimiento dentro de si cerro los ojos con la intención de dormir hasta el día siguiente. Pero no durmió, solo vio en la oscuridad de sus parpados la cara de su exesposa.

Y la felicidad fue un ave en la lejanía, y sus sueños como rocas al fondo de un enrome abismo. Ya no tenia nada que importara solo el tiempo y no le era suficiente. Su respiración le recordaba su aburrimiento existencial y ese aburrimiento le impedía suicidarse. Estaba atrapado, atrapado dentro de un alma torturada, y su alma capturada en un cuerpo olvidado, y su cuerpo era presa de la soledad y la soledad a su vez estaba sometida por el miedo.

Cuando abrió los ojos habían pasado algunas horas, y la noche se había apoderado de las calles. Al fin sabia lo que haría esa noche, se levanto pesadamente, se cambio de ropa, comió algo, tomo el revolver, un puñal, algunos billetes y se marcho.

Comentarios

  1. Un tren atravesaba los verdes campos con rumbo hacia la estación de Marneré a toda velocidad, su color rojo lo hacia quizás la cosa mas colorida del paisaje pero el humo que exhalaba tornaba tan gris su camino que a la vez era la cosa mas deprimente que se paseara por el lugar.
    Pero un tren es al fin y al cabo solo un objeto, que no se movería si no fuera por su maquinista, así que nos centraremos en el. Este hombre conducía la maquina medio dormido o mejor dicho, dormía medio conduciendo la maquina, por eso apenas si alcanzo a ver el cambio de vías antes de que el tren se descarrilara por el exceso de velocidad.
    Ese fatídico accidente, que no fue tan grave que digamos dejo 25 muertos, 20 heridos y a una joven esperando por casi 24 horas en una estación lejos de ahí.

    Si quieres saber cuánto tuvo que esperar esa joven el tren, sigue por aquí.

    http://necrometro.wordpress.com/2008/09/26/la-marca-que-deja-el-olvido/#comment-15

    Si te interesa entender esta historia comienza por aqui

    http://necrosiedad.blogspot.com/2009/05/de-los-accidentes-las-casualidades-los.html

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