El aburrimiento del viudo
Los días pasaron deprisa desde la muerte de su esposa, y el seguía mirando el techo con una esa inexpresiva mirada que parecía ver mas allá de lo real, de lo normal y de lo permitido. Solo sonreía cuando el silencio de su habitación era roto por el murmullo del viento y el pensaba para sus adentros: Estoy aburrido. Tal ves alguien había dicho que la perdida de su esposa le había afectado demasiado, pero eso era solo una explicación autocomplaciente para su extraño cambio de actitud. La verdad es que el ya no pensaba en ello, apenas si recordaba las circunstancias de la muerte y de lo demás nada. Con un negocio prospero, una buena casa en una barrio privilegiado, un par de autos casi nuevos, y no mas de 25 años se pasaba el día en su enorme y coagulado lecho matrimonial. Ahí residía su verdadero problema, en la falta de un objetivo para el resto de su vida, en la ausencia de una distracción, así que su único anhelo era buscarse algo para ya no estar tan aburrido. Sobre la mesita de noc...